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Examinan 120 años de esfuerzos de conservación en la parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, de Taxco, Guerrero

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Han sido cuatro los rayos (en 1904, 2003, 2020 y 2024) y diversos los eventos sísmicos que, en los últimos 120 años, han puesto a prueba a la parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, emblema taxqueño y guerrerense que, sobra decir, ha salido avante de tales avatares.

En conferencia híbrida, organizada el 5 de septiembre de 2024, por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y como parte de la Cátedra Ignacio Manuel Altamirano del Centro INAH Guerrero, se ofreció una síntesis de los esfuerzos de conservación que han acompañado al recinto religioso ante los daños que ha registrado en cada uno de esos episodios aciagos.

El análisis, a cargo del arquitecto del área de Monumentos Históricos del Centro INAH Guerrero, José Luis López Suárez, inició con la aclaración de que no es que el templo haya estado libre de percances antes de 1904, pero ese año marca el inicio de la documentación escrita sobre afectaciones e intervenciones en él.

Ante estudiantes de arquitectura de la ciudad de Chilpancingo, el especialista, quien en 2023 supervisó la tercera y última fase restaurativa que la parroquia atravesó para subsanar los daños del terremoto de septiembre de 2017, mencionó que en esta labor fue indispensable una consulta archivística, para conocer las áreas en las que el edificio había sido intervenido y, en la medida de lo posible, saber cómo, quiénes e, incluso, con qué materiales hicieron las reparaciones.

De este modo, expuso, se pudo llegar hasta los primeros años del siglo XX y encontrar los registros del citado rayo que impactó a una de las torres-campanario, lo que orilló a los responsables del inmueble “a quitar adornos de hierro en los cuatro ángulos de la torre y todas las almenas”, según consta en las fuentes históricas.

Otro evento de impacto para las y los feligreses de Taxco de Alarcón ocurrió en 1937, cuando un sismo ocasionó daños en la fachada, cúpula, bóveda, ábside, presbiterio y nervaduras del monumento del siglo XVIII que, según la tradición, fue erigido bajo los auspicios del empresario minero José de la Borda, quien la regaló al pueblo de Taxco en ocasión de la ordenación de su hijo, como sacerdote.

“Por la sismicidad de esta zona del estado de Guerrero o por el solo paso del tiempo, las intervenciones en Santa Prisca nunca van a tener final, pero es importante que exista un mantenimiento progresivo, que nos ayude a evitar catástrofes patrimoniales y humanas”.

Al día de hoy, agregó López Suárez, el edificio ha sido estabilizado al 100 por ciento, tras la conclusión de las tres etapas de trabajo referidas, mismas que han servido para introducir a Guerrero novedosas metodologías de intervención, como el uso, en 2023, de un andamio unidireccional de 47 metros de altura para la atención de su torre norte.

El conferencista concluyó que, tras el impacto del rayo de julio de 2024, se cuenta con una valoración de daños, y se gestionan los recursos necesarios para su remediación con la aseguradora, contratada por el INAH, para tales eventos.

“Esta iglesia está, hoy por hoy, en condiciones para resistir un siglo más, y para que lo logre es importante que quienes la visitan, feligreses o turistas, conozcan estos esfuerzos y contribuyan a su conservación”, finalizó.

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