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Vestido de charro y desde la altura ganada con zancos, el artista circense Omar Cervantes dio la bienvenida a quienes se dieron cita en el Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”, en la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ZAT), para participar de la primera jornada del INAHfest que, con la bandera del aprendizaje y del entretenimiento, de la reflexión y del goce, se instala en “la Ciudad de los Dioses”, hasta el próximo sábado, 20 de abril de 2024.
Representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) agradecieron a los pobladores de comunidades cercanas su interés en el rico programa de actividades académicas y artísticas que la Secretaría de Cultura federal, a través de la Coordinación Nacional de Difusión y distintas áreas de la ZAT, organizó para acercarlos al quehacer de la institución.
Esta aproximación, consideró el responsable del Departamento de Museos y Comunicación Educativa de la ZAT, Jesús Torres Peralta, requiere una serie de reflexiones sobre lo que consideramos es el patrimonio, “porque parece que existe una receta para su conservación, investigación y difusión; sin embargo, la sociedad está viva y es cambiante, y el concepto de patrimonio es algo que construimos entre todos”.
Este evento, dijo, se planteó esta necesidad, y su título lo deja claro: “Teotihuacan, presente imperfecto”, “ya que no todo está dicho ni nada es perfecto”, y “Diálogo de saberes”, “porque la comunicación abierta y franca, la responsabilidad y el trabajo compartidos, son los puentes para preservar este patrimonio y resignificarlo para beneficio común. No es solo de los especialistas”.
A nombre de las comunidades, el representante del colectivo Teotihuacan, presente imperfecto, Oswald Nava, señaló que este emblemático lugar “no puede ser un expediente cerrado. Si bien, es importante el rigor científico, lo mismo es mantenerse abierto al fenómeno cultural vivo que se gesta a su alrededor”.
Cada espacio del Museo de Murales Teotihuacanos, al cual se accede por la Puerta 3 del circuito empedrado de la ZAT, se ofrece como un ágora, donde personas de todas las edades pueden compartir su creatividad y conocimiento mediante las conferencias, talleres, proyecciones audiovisuales, exposiciones, venta de artesanía y platillos que integran el programa del INAHfest.
En esa intención de aterrizar el saber académico, con temas y un lenguaje que despierte el interés de cualquiera, la primera mesa de divulgación, “Teotihuacan, patrimonio y sociedad civil”, estuvo a cargo del arqueólogo Alejandro Villalobos Pérez, quien expuso la manera en que se construyeron los impactantes monumentos de la antigua metrópoli, y quiénes los materializaron.
Como en todas las grandes civilizaciones, dijo, en Mesoamérica la producción de los espacios colectivos fue resultado de una sistemática organización social, “no por nada los albañiles se organizan bajo una lógica similar a la ordenanza y jerarquía militar”. En Teotihuacan, el primer gran centro urbano de esta área cultural, se perfeccionó un sistema constructivo de progresiva contención, es decir, que privilegia la condición de compresiones al momento de edificar.
“A Teotihuacan no le bastó tener dos pirámides, del Sol y la Luna, que parecían montañas, e inventó un sistema denominado tablero sobre talud, cuya función es romper la luz a través de líneas de sombra, porque en la arquitectura estas proveen percepción de ligereza, dentro del discurso dominado por la volumetría de las citadas edificaciones piramidales”, explicó.
Sobre el esfuerzo humano que implicó tal tarea constructiva, dio el ejemplo del Templo de la Serpiente Emplumada que, propone, debió quedar incompleto, ya que solo los módulos decorativos de su fachada, en que sobresalen las representaciones en andesita de Quetzalcóatl y Tláloc, ascienden, aproximadamente, a 657 toneladas de piedra. Para darse una idea de su traslado, en estos tiempos serían llevadas en una larga fila de camiones tipo Torton que cubriría, en longitud, la quinta parte de la Calzada de los Muertos.
Por su parte, el arqueólogo Jaime Delgado Rubio habló de la significación de los entierros humanos, desde la mirada de las comunidades. Expuso que habitantes de los municipios de Teotihuacan y San Martín de las Pirámides han sido testigos de la “despersonalización” que las osamentas de los antiguos teotihuacanos reciben cuando se efectúan salvamentos arqueológicos.
De ahí, concluyó, la pertinencia que en México se consideren los principios de la ley NAGPRA (Native American Graves Protection and Repatriation Act), aprobada en Estados Unidos, en 1990, los cuales han adoptado en Colombia, Chile, Nueva Zelanda, Australia y Reino Unido, para otorgar validez a la perspectiva de los pueblos y dar trato digno a los restos mortales de sus ancestros.
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