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El diputado Reginaldo Sandoval Flores (PT), presidente de la Comisión de Infraestructura, señaló que la infraestructura se ha convertido en el poderoso vehículo para la materialización de los derechos humanos, la satisfacción de las necesidades de la sociedad y un instrumento para lograr la justicia social.
En el marco de la inauguración y primer día de actividades de la Tercera Semana Nacional de Infraestructura Transformadora, Sandoval Flores aseguró que, en la actualidad, la infraestructura en México es vital y desempeña un papel fundamental en la forma de vivir de las personas.
Lo anterior, puntualizó, debido a los cambios profundos, históricos e intergeneracionales de gran calado generados.
Aseveró que desde hace 100 años no se veía la proyección de obras que impactarán positivamente a las regiones más pobres y olvidadas del país.
“Proyectos emblemáticos que dejarán huella en la vida de todas las personas y cuyo esfuerzo para mantenerlas, ampliarlas y mejorarlas, deberá sostenerse durante los años por venir y cambiarán radicalmente la dinámica regional, mundial y global”, añadió.
En ese sentido, sostuvo que anteriormente se creía que la infraestructura se limitaba únicamente a caminos, carreteras y puentes; sin embargo, resaltó que actualmente ésta lo es todo, ya que existe en educación, salud, caminos, agua, hospitales.
Por lo anterior, el legislador petista aseveró que no hay forma de que ningún gobierno, ni municipal, ni estatal, ni Federal cumpla derechos humanos si no invierte en infraestructura.
El diputado por Michoacán apuntó que, pese a las magnas obras que se han promovido en este sexenio, falta mucho por caminar, por lo que exhortó a desatar el proceso de transformación mental sobre qué invertir, dónde y cómo en infraestructura y “no destinar el 80 por ciento los recursos en gasto corriente, como ocurre en la actualidad”.
Sandoval Flores hizo un llamado para dejar atrás la infraestructura neoliberal, que se apropiaba, mercantilizaba y privatizaba todos los ámbitos de la vida humana, social y de la naturaleza, creando crisis ecológico-civilizatoria, que solamente observa ganancias e ignora los efectos negativos sobre los seres humanos, generando desigualdad, pobreza y marginación.
Destacó que la infraestructura transformadora, en cambio, pone en el centro a las personas, sus derechos humanos y el cuidado del medio ambiente.
“Genera riqueza, bienestar, educación, telecomunicaciones, salud, movilidad, conectividad y energía para todas las personas, sin distinción alguna, al tiempo que cuida el ecosistema; es equitativa, incluyente, sostenible, sustentable, resiliente y estratégica”, concluyó.