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El Museo de las Culturas de Oaxaca iniciará ciclo de divulgación en torno a los pueblos originarios del estado

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En los cerca de 94,000 kilómetros cuadrados del territorio oaxaqueño conviven 16 grupos etnolingüísticos distintos. De la sierra a la costa, en sus valles y cañadas, se escuchan diversas variantes dialectales que entrañan, a su vez, variadas formas de concebir el mundo; con el fin de divulgar esta riqueza y complejidad de modos de vida, la Secretaría de Cultura federal, a través del Museo de las Culturas de Oaxaca, realizará un ciclo de conferencias alusivo durante febrero.

Quienes acudan a la actividad, a realizarse en el Salón Decorado del recinto, conocerán de estos temas en voz de los investigadores eméritos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alicia Mabel Barabas Reyna y Miguel Alberto Bartolomé Bistoletti, quienes han andado las regiones de esta entidad, a lo largo de medio siglo.

Los diálogos comenzarán el 7 de febrero de 2024, de 17:00 a 18:00 horas, con el tema: “La territorialidad simbólica en los pueblos originarios de Oaxaca”, a cargo de Alicia Barabas; el 14, continuará Miguel Bartolomé, con la ponencia “Procesos identitarios y relaciones interétnicas en Oaxaca”.

En tanto, los días 21 y 28, en el mismo horario, los antropólogos sociales y etnólogos del Centro INAH Oaxaca presentarán, de forma alternada, la ponencia titulada “La ceremonia agraria de pedido de lluvias”, en este caso, Barabas proyectará un video sobre el ritual celebrado en Santiago Mitlatongo, en la Mixteca Alta, y el libro Los viajes de Sol y Luna. El ciclo de los gemelos por Oaxaca, México y América del Sur, autoría de Miguel Bartolomé.

En esta reciente publicación, el autor da cuenta de que el mito de los gemelos Sol y Luna, registrado entre los pueblos originarios de Oaxaca, constituye una tradición narrativa vinculada con la milenaria macrofamilia lingüística otomangue, y que pudiera ser un sustrato arcaico de las cosmologías mesoamericanas de la época del contacto. En su opinión, esta leyenda constituye un modelo referencial de la gemelidad, entendida como un principio básico de la dualidad cosmológica y social.

En entrevista telefónica, Alicia Barabas Reyna adelantó que en su primera conferencia abordará la territorialidad de los pueblos indígenas, la cual “intenta saber cómo estos grupos han construido históricamente sus territorios, a través de la cultura”.

Para su estudio se ha basado en cuatro categorías: la cosmovisión (la manera en que ven el mundo); la narrativa, entre ellas la fundacional del territorio; los rituales que se llevan a cabo en este paisaje sagrado, y la toponimia, es decir, cómo son nombrados los lugares conforme a sus características.

“Algunos de estos pueblos indígenas y sus comunidades comparten lugares sagrados, por ejemplo, los cerros y las montañas más altas de la región en que se encuentran, donde efectúan rituales de pedido de lluvia, fertilidad y adivinación del clima, los primeros días del año. Todo eso forma parte de lo que nosotros estudiamos para ver cómo se desarrolla esa territorialidad simbólica.

“La ritualidad en torno a ciertas elevaciones parte de la concepción de la montaña sagrada, la cual tiene un ser alto, cercano al cielo; sus cuevas, que son la entrada al inframundo y sus riquezas interiores; sus árboles, que sirven de conexión entre los planos superior e inferior; y los manantiales y otros afluentes”, explica.

Estos lugares naturales, continúa, son significativos para la identidad de estas poblaciones, de manera que devienen en santuarios y, por ese motivo, son considerados Patrimonio Cultural Intangible, protegidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Pero también están los santuarios construidos, como templos y capillas, enclavados en sitios importantes, debido a que allí acaeció una manifestación divina, como el caso de la Virgen de Juquila, o los lugares de memoria, donde existen recursos imprescindibles para la comunidad, uno de ellos sería el cerro de Coyotepec, de donde se extrae el barro para elaborar su famosa cerámica negra.

La investigadora finaliza que, “en la actualidad, varias comunidades de Oaxaca se organizan de forma activa para defender esos espacios frente a incursiones de proyectos que tratan de hacer un desarrollo, los cuales no se dan cuenta que afectan lugares naturales importantes para su reproducción social”.

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