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Por: Misaid Ramirez Pimentel/Fotos: Katti Vera
El repicar de las campanas y el estruendo de los cohetes, en punto de las 12:00 horas, marcaron el inicio de la tradicional carrera de los Judíos, bajo un cielo medio nublado que cobijó a los miles de turistas que se dieron cita en el parque Manlio Fabio Altamirano del municipio de Coatzintla.
Comenzando la carrera empiezan los judíos dando dos vueltas a al parque, tomando camino a las principales calles de Coatzintla, no fue ningún impedimento para las personas la fuerte lluvia, que sólo cayó donde se llevó a cabo dicho evento, hasta pareciera que estaba planeado, el agua cayendo, los azotes de los machetes y judas gritando hasta parecía que era verdad no una representación.
Esta tradición conjuga diferentes elementos de la tradición católica de la Semana Santa y simbolismos propios de la región, tal y como se puede apreciar en la vestimenta confeccionada de los judios con telas brillantes multicolores y los tocados en forma de penachos, adornados con plumas de gallo.
En esta representación no puede faltar Judas, quien vestido totalmente de negro y cubriéndose el rostro con el pelo, para no ser identificado, va expiando las culpas de los presentes con ramos de chichicaxtle -una planta que provoca escozor en la piel-.
En medio de su locura, Judas corre entre la multitud, sujetado por el cuello a través de los andadores del parque y las calles principales al Palacio Municipal, “rameando” con chichicaxtle y hortiga a todo aquel que se atraviesa en su camino.
La gente, al ver que viene los judíos, comienzan a correr pues si se atraviesan en su camino estos dan planazos con los machetes, y judas azota con ramos de ortiga y chichicaxtle.
Al concluir la carrera, Judas es colocado en una parihuela y cargado por cuatro judíos rumbo al panteón municipal. Paralelo a ello, por todo el parque es paseado, sobre un burro, un muñeco que representa a Judas y posteriormente es conducido al panteón donde será quemado.
Participar de la carrera de los Judíos se han convertido en una tradición de las familias coatzintecas, muchas de las cuales han emigrado a otros estados de la República pero regresan a estas tierras en esta temporada. Tal pareciera un honor ser alcanzado por las ramas de chichicaxtle del Judas o ser planeado por los machetes que portan los judíos.
Varios terminaron con la espalda ensangrentada y la piel hinchada por las hierbas que irritan la piel. Así celebraron católicos de Coatzintla la tradicional “Carrera de Judíos” en su 151 aniversario.
