Visitas: 1

“Compañeros, propongan nombres” dijo el presidente de debates. “Héctor Cruz Rodríguez” respondió una voz desde lo alto del Estadio Heriberto Jara Corona, en el momento más intenso de la asamblea extraordinaria de la Asociación Solidaridad.
La reunión se había vuelto tensa, unos gritaban en las tribunas, otros se encaminaban a las salidas, uno más, Alfredo Sosa, se acercaba a los inconformes para demandarles tranquilidad. Era el momento de quebrar la reunión o de salir airosos. Todos lo sabían. Todos cedieron.
Minutos antes, la asamblea había comenzado con lluvia. Después se convertiría en huracán. Julio Castillo, Víctor Manuel Azuara, y el propio Alfredo Sosa estaban en el presídium con Andrés Ortiz delegado de la Secretaría de gobierno del estado, el notario número 3 José Manuel Hernández, y los representantes de la sección 30: Víctor Hernández Stivalet y Alejandro Herrera.
La asamblea había sido convocada para nombrar una comisión de glosa que revisara las cuentas de la asociación saqueada por Héctor Cruz quien a pesar de que diga lo contrario, no ha pagado capital ni intereses a los socios de la caja de ahorros de esa organización.
A las diez de la mañana aún no empezaba la sesión, los socios se desgañitaban reclamando que comenzara, aplaudieron, silbaron. Nada. Casi a las once empezó. Y comenzó a llover.
El orden del día fue aprobado sin más. Omitir el pase de lista también. Pero la integración de la comisión de glosa fue el problema. Los del presídium ya traían sus listas. Cuatro dijeron. Pero la asamblea comenzó a rechazar el procedimiento. Como los de la voz dijeron que se aprobaba la comisión de glosa como ellos la proponían, los cientos que estaban en las gradas dijeron no. Unos amenazaron con abandonar el estadio, otros les dijeron que aquello era una imposición, que estaban tratando de hacer lo que siempre se hace, engañar a la asamblea, otros de plano lanzaban insultos.
El de la voz dio nombre por nombre de la fallida comisión: Víctor Manuel Azuara. Unos gritaron ¡No! Otros aplaudían… José Luis Cabrera Medina, Nabor Alarcón Crisóstomo. Cuando se pronunció el nombre de Julio Castillo Nava un rotundo no se escuchó en el estadio, el no que seguiría escuchándose después de los nombres de Alfonso López Maldonado, Ángel Arteaga Sánchez, Jaime Álvarez Gómez Óscar Romero Almora, Alejandro Escamilla, Juan Herón Rodríguez Soto.
Un grupo de socios amenazó con abandonar lo que provocó que Alfredo Sosa se acercara a dialogar con ellos. “Traen todo tamaleado” dijo uno de ellos, “Alfredo, no te prestes a eso”. “Es una falta de respeto, es una imposición”, “Es una vergüenza”. Hagan sus propuestas decía Sosa. Al final se quedaron.
Bueno compañeros, propongan decía Víctor Manuel Azuara. Todos gritaban. Uno de los asambleístas propuso a Héctor Cruz Rodríguez. Nadie se rio. No estaba el momento para bromas. La reunión que había comenzado con lluvia se había transformado, ella misma en una precipitación de insultos, gritos, propuestas, mentadas de madre. Todo al mismo tiempo.
Una segunda lista con nombres. Un segundo rechazo a la mayoría. “Sólo tenemos tres integrantes de la comisión de glosa”, compañeros. Decía el presidente de debates Florencio González.
Al final después de varios minutos la comisión de glosa quedó integrada de la siguiente manera: Víctor Azuara, José Luis Medina Cabrera, Nabor Alarcón, Juan Herón Rodríguez Soto, Alfredo Sosa, Alfredo Medina, Alejandro Escamilla y Florencio González Ortega, se les tomó protesta y todos abandonaron el estadio.
Azuara dijo que habíamos sido testigos de un hecho histórico que era la primera vez que la asamblea había tomado una decisión. El piso del presidum estaba húmedo. La libreta del presidente de debates también. La mañana había pasado como dice el dicho, primero la tempestad y luego la calma.