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El ambiente se sentía diferente, algo había ocurrido en Poza Rica, las campanas repicaban en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima faltaban 10 minutos para que el reloj marcara las 10:00 de la mañana, el templo resultó insuficiente para todos los creyentes que se dieron cita en el lugar.
La mayoría de los presentes vestía de blanco, con forme las manecillas del reloj avanzaban más gente llegaba, eran muchos los que querían dar el último adiós a los Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz, los párrocos que fueron asesinados el pasado lunes en la el lugar conocido como «La Curva del Diablo» ubicada en la carretera Poza Rica- Papantla.
El tráfico era lento, parecía como si por un instante todo estuviera en calma en esta ciudad petrolera, aunque en el fondo todos los que estaban ahí reflejaban preocupación, angustia y dolor.
José Trinidad Zapata Ortiz, Obispo de la diócesis de Papantla llegó al lugar vestido de negro, una cruz colgaba de su cuello y con un nudo en la garganta habló con la prensa quienes atentos escucharon lo que el obispo tenía que decir a los pozarricenses.
El mensaje del obispo fue claro, la iglesia católica piden a las autoridades que se esclarezcan los hechos, así mismo solicitó a los creyentes orar por paz de México, lamentó el acontecimiento y con firmeza dijo que Dios les dará el consuelo.
Después de la declaración el obispo recibió las condolencias, uno a uno los feligreses lo abrazaron, en el lugar también se encontraba el Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, quien también dijo lamentar la perdida.
La misa dio inicio 10:10 horas, al iniciar la misa el obispo dijo «La muerte de nuestros hermanos Alejo y José Alfredo nos entristece, nos recuerda una vez más, hasta qué punto es frágil y breve la vida del hombre, pero en este momento triste la fe nos debe confortar porque nos asegura que cristo vive eternamente y que el amor que el nos tiene es más fuerte que la misma muerte».
La noticia consternó a la comunidad católica, durante la misa de cuerpo presente que se ofreció, una abuelita de la tercera edad de piel morena y que vestía de blanco, no pudo evitar las lágrimas y así como ella fueron muchos los que sollozaron la pérdida de los párrocos.
Los familiares molestos ante la presencia de la prensa solicitaban que no se tomaran fotografía, ya que pedían que se respetara su duelo, una de las periodistas al solicitarles que bajara la cámara una de sus colegas porque la familia así lo pedía, hizo caso omiso y siguió tomando sus gráficas.
En esa iglesia en la que se habían celebrado tantos momentos de felicidad, como bodas, 15 años, bautizos y comuniones, ahora se oficiaba una misa póstuma de aquellos dos sacerdotes que habían sido ciervos de Dios.
Los presentes despidieron con aplausos a los sacerdotes, esto como una forma de homenaje, luego de unos segundos los aplausos se fueron apagando uno a uno, la misa terminó y los cuerpos de los difuntos fueron trasladados el Padre José Alfredo Juárez de la Cruz a el municipio de Misantla Veracruz y el del cura Alejo Nabor Jiménez Juárez será trasladado a Zoquitlán municipio de la sierra negra de Puebla en donde les darán sepultura.
El día siguió su curso, el tema de conversación en la ciudad era el asesinato de los curas, algunos ciudadanos expresaban a través de redes sociales su indignación, otros su solidaridad no solo con las familias de los párrocos, sino con todos han perdió un ser querido en esta espiral de violencia.