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Tesis de la ENAH sobre la memoria y el maguey gana premio de la Academia Mexicana de Ciencias

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La memoria biocultural del maguey durante los últimos 90 años en la comunidad Barrio Chapultepec, en Hidalgo, es el tema central del primer trabajo académico producido en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), que es reconocido con el Premio de la Academia Mexicana de Ciencias a la Mejor Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades para Jóvenes Investigadores 2024.

Corazón de maguey (1930-2023): la memoria biocultural del maguey en una comunidad de la Altiplanicie pulquera de Hidalgo es el título de la tesis, autoría de la antropóloga Ana Patricia Valencia Avila, egresada del posgrado en Antropología Social de esta casa de estudios, adscrita a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Bajo la tutoría de la antropóloga María de la Paloma Escalante Gonzalbo, la obra se realizó durante la pandemia de la COVID-19. Aunque esto implicó un reto para Valencia Avila, no la frenó para realizar el trabajo de campo, y decidió trasladarse junto con su familia a Barrio Chapultepec, en el municipio de Epazoyucan, de donde son originarios sus padres y en el que vivió dos años.

La demarcación corresponde a la región Altiplanicie Pulquera –también conocida como Llanos de Apan–, al sureste de la entidad, donde “el maguey ha sido históricamente un elemento importante de la comunidad y de la familia. Es una fuente importante de ingresos económicos para los campesinos, además de ser el principal pilar de la identidad de la comunidad y de la región, como una planta totalmente adaptada al territorio”, refiere la investigadora.

En su tesis, Valencia Avila expone que la memoria biocultural de dicha geografía es producto de múltiples procesos sociales, económicos, culturales e históricos, cuyos problemas actuales marcan significativamente la manera en la que proyecta su memoria hacia el futuro.

El argumento central gira sobre los ejes sincrónico y diacrónico. En el primero plantea que la memoria biocultural del maguey, en la localidad de estudio, es posible gracias a tres actores: maguey, territorio y personas, los cuales tienen vida y agencia propias, y forman parte de una colectividad o familia en la que se dialoga, convive y crean relaciones que generan historias, recuerdos y lazos afectivos.

En el segundo, propone que la interrelación de estos tres actores en el periodo delimitado, ubicados en un determinado momento histórico y bajo un sistema y procesos económico-sociales más amplios, ha generado cambios, continuidades, vigencias, resistencias, resiliencias y riesgos para la existencia de esa misma memoria biocultural.

La temporalidad que abarca la tesis responde, en primer lugar, a que conforme avanzaba la investigación, Valencia Avila percibió la importancia de poner en una perspectiva temporal y procesual más amplia a la etnografía del tiempo presente; y a su interés por escuchar y registrar el testimonio de las personas mayores de la comunidad, quienes nacieron en los primeros años de la década de 1930.

De este modo, la antropóloga registró y sistematizó hechos históricos o aspectos del maguey referidos en los relatos orales de las personas: “Me pareció fundamental registrar por escrito estos saberes y triangularlos con fuentes oficiales y académicas, como una forma de reconstruir esas historias, y presentarlos a las nuevas generaciones y a los interesados en el tema”.

Destacó que en el proceso de trabajo con la comunidad se generó un espacio de aprendizaje, convivencia y reflexión, ya que las personas que trabajan con la planta en la región e, incluso quienes ya no, valoran más la importancia de este saber y patrimonio, y buscan formas de mantenerlo vigente.

“El trabajo contribuyó a esa misma revalorización, reflexión y diálogo en torno a los saberes, particularmente, en valorar a las personas adultas mayores, con quienes trabajé de cerca para aprender de sus experiencias y conocimientos”, mencionó.

Los Premios de la Academia a las mejores tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades son otorgados desde 1996, a investigadores menores de 38 años, en el caso de los hombres, y 40 años, para las mujeres, que hayan realizado su tesis en México, en alguna institución acreditada.

“Este reconocimiento no es solo a mi trabajo de manera individual, sino a la ENAH, a su posgrado en Antropología Social, donde realicé mis estudios de maestría y doctorado; por supuesto al INAH y, de manera especial, a la antropóloga María de la Paloma Escalante, quien fue mi directora de tesis”, concluyó la investigadora.

Este proyecto se divulga como parte de la campaña #OrgullosamenteENAH, impulsada por el INAH para la difusión de las actividades académicas realizadas en esta casa de estudios.

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