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El diálogo e intercambio de visiones sobre el quehacer público entre los diversos actores de la vida nacional enriquecen y fortalecen la naturaleza plural de un Estado laico como lo es México, afirmó el diputado Ricardo Monreal Ávila, coordinador del Grupo Parlamentario de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política.
Durante el “Lanzamiento de la Escuela de Líderes Católicos de la Ciudad de México”, evento realizado en la Universidad Panamericana, dijo que este encuentro se inscribe en una tradición de tolerancia, respeto y reconocimiento recíproco desde los diferentes ámbitos de deberes y obligaciones, ya que “somos ciudadanos y ciudadanas mexicanas, por encima de condiciones y diferencias de género, origen social, profesión o posturas políticas”.
Subrayó que, tanto quienes trabajan para el Estado, como para las iglesias, tienen como objetivo, aunque por caminos y ámbitos diferentes, “la felicidad del pueblo, el bienestar colectivo y la convivencia pacífica del país.
“Tenemos ocupaciones diferentes, pero preocupaciones en común, y son estas últimas las que nos tienen reunidos esta tarde. La inseguridad, la desigualdad, el medio ambiente, la corrupción, la educación, la impartición de justicia, la migración, los jóvenes, las mujeres y el desarrollo de la niñez, son temas de una agenda común”, aseguró.
Sostuvo que la Iglesia católica mexicana ha desarrollado un sistema útil para analizar estos problemas y proponer soluciones en el marco de experiencias internacionales. “Esto es lo que promueven precisamente iniciativas como la escuela de líderes católicos que hoy nos convoca”, expresó.
“Son iniciativas de buena fe, socialmente útiles y que en un ejercicio de parlamento abierto como los que promovemos en la Cámara de Diputados, pueden hacer aportaciones valiosas a la vida legislativa del país”, agregó.
Monreal Ávila hizo hincapié en que el catolicismo mexicano de origen es humanista, libertario y popular; además, ha estado presente en la vida pública a través del diálogo, la tolerancia y el respeto a la diversidad de opiniones.
“Este pluralismo y tolerancia es precisamente lo que ha impedido que, teniendo México un pueblo mayoritariamente católico y creyente, haya sido jamás un Estado teocrático; o que sus servidores públicos, tengamos la libertad personal de practicar una creencia religiosa, pero sin transgredir el carácter laico de la República”, destacó.
Confió en que la nueva escuela será una productora de semillas sanas, frescas y fuertes para que en México siga floreciendo el pensamiento a favor de la dignidad, la libertad y los derechos humanos de las personas; para que la igualdad social, económica, política y cultural sea una realidad en el país.
“En la misión humanista de transformar al país, nadie se debe quedar atrás, nadie se puede quedar afuera; todas y todos debemos caminar y empujar en la misma dirección”, concluyó.
FQA
Ciudad de México, a 3 de diciembre de 2024
DIPUTADO RICARDO MONREAL ÁVILA
Presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador del grupo parlamentario de Morena
Mensaje durante el lanzamiento de la Escuela de Líderes Católicos de la Ciudad de México, en la Universidad Panamericana.
Agradezco la invitación para estar presente en este lanzamiento de la “Escuela de Líderes Católicos de la Ciudad de México”, evento realizado en esta Universidad, con la Arquidiócesis Primada de México.
De manera especial, agradezco la invitación que me formulara el cardenal Carlos Aguiar, por conducto del licenciado Simón Vargas, secretario académico de la Escuela de Líderes Católicos.
También a monseñor Francisco Javier Acero, a José Antonio Lozano Diez, a Santiago García Álvarez, a José Antonio Rosas Moreno.
También a Paola Coronado Angulo.
El evento que nos reúne el día de hoy se realiza bajo una frase y una visión del Papa Francisco: “La fraternidad avanza a través del diálogo”.
Siempre ha creído que el diálogo y el intercambio de visiones sobre el quehacer público, entre los diversos actores de la vida nacional, enriquecen y florecen, fortalecen la naturaleza plural de un Estado laico como lo es México. Máxime si nuestro interlocutor en ese diálogo es un representante de la fe y las creencias que profesa la mayoría del pueblo de México, al que todos los que estamos aquí, estoy seguro, la mayoría, pertenecemos y que representamos también diversos ámbitos de la vida pública, académica, social.
El encuentro de hoy con todos, se inscribe en una tradición de tolerancia, de respeto y reconocimiento recíproco de nuestros ámbitos de deberes y obligaciones. Al inicio y al final del camino todos y todas somos ciudadanos y ciudadanas mexicanas, por encima de nuestras condiciones, diferencias de género, origen social, profesión, posturas políticas.
Quienes trabajamos para el Estado y quienes trabajan para las Iglesias, especialmente la Católica, buscamos lo mismo: la felicidad del pueblo, el bienestar colectivo, la convivencia pacífica del país, aunque sea por caminos diferentes y planteamientos y ópticas diversas.
Algunos trabajan en lo espiritual, nosotros en las condiciones materiales de vida de la población; los sacerdotes, la Iglesia en la salvación de las personas, nosotros en la regeneración de la sociedad; los sacerdotes, los religiosos, la Iglesia velan por la paz en los corazones del prójimo, nosotros por la pacificación de la vida pública de la nación.
Tenemos ocupaciones diferentes, pero preocupaciones en común, y son estas últimas las que nos tienen reunidos esta tarde.
La inseguridad, la desigualdad, el medio ambiente, la corrupción, la educación, la impartición de justicia, la migración, los jóvenes, las mujeres y el desarrollo de la niñez son temas de una agenda común.
Creo que la Iglesia Católica mexicana ha desarrollado un sistema útil para analizar estos problemas y proponer soluciones en el marco de experiencias internacionales, antecedentes nacionales y hacer propuestas conforme a nuestro sistema de leyes e instituciones públicas.
Esto es lo que promueve, precisamente, iniciativas como la que hoy estamos viendo con la Escuela de Líderes Católicos. Son iniciativas de buena fe, socialmente útiles y que en un ejercicio abierto, como los que se promueven, pueden hacer aportaciones valiosas a la vida del país.
He leído con atención los documentos que han producido en esta Escuela, y coincidimos con los objetivos fundacionales, porque esta academia tiene como misión, en efecto, formar líderes desde una perspectiva católica, arraigados en la fe de la Iglesia, para transformar el mundo social, político y económico a la luz de la doctrina social de la Iglesia.
Se busca formar una nueva generación de católicos latinoamericanos con responsabilidades políticas y sociales para que transformen el rostro del Continente al servicio de sus pueblos, a la luz del magisterio de la Iglesia, de cara a los jubileos del V Centenario Guadalupano y de los dos mil años de la Redención”.
Más allá de las diferencias coyunturales o condiciones circunstanciales que dieron origen a los dos episodios históricos donde el Estado y la Iglesia Católica han vivido momentos de confrontación no deseados. Me refiero a la etapa de la Reforma en el siglo XIX y a la etapa de la reforma o de la rebelión cristera en el siglo XX.
Los personajes históricos de ambos momentos, me refiero al fundador del Estado moderno en México, Don Benito Juárez, y a quienes fueron presidentes de México entre el 26 y el 29 del siglo pasado, el general Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, todos ellos hombres que, desde nuestro punto de vista, formaron parte clave del Estado mexicano.
El Estado nuestro, al que pertenecemos, es un Estado laico, pero no es un Estado antirreligioso. Es un Estado de libertades, pero no debe de ser un Estado de persecución ni ideológica ni política. Por eso creemos que episodios como estos han quedado superados por la tolerancia, por la libertad, por la democracia
Este catolicismo mexicano originario es profundamente humanista, libertario y popular; no solo por la profesión de fe más extensa en el territorio o la más conocida en el país, sino ante todo, por su abierto compromiso con los que menos tienen, con los más necesitados y los más vulnerables de la nación.
Otra cualidad no menos importante es que ha sabido hacerse presente en nuestra vida pública a través del diálogo, la tolerancia y el respeto a la diversidad de opiniones. Este pluralismo y tolerancia es precisamente lo que ha impedido que, teniendo México un pueblo mayoritariamente católico y creyente, haya sido un Estado muy democrático o al menos democrático, entrecomillas, para algunos; para nosotros, democrático.
Pero no ha sido jamás un Estado teocrático, o que sus servidores públicos tengamos la libertad personal de practicar la creencia religiosa (católica, en mi caso personal), pero sin transgredir el carácter laico de la República.
Este pluralismo que sabe dialogar, respetar y reconocer al otro, al diferente, al que no piensa como yo, pero que se le reconoce su dignidad, su libertad y su derecho a ser como es, es precisamente lo que nos tiene aquí reunidos, pacífica y civilizadamente, a religiosos, a políticos, a creyentes, agnósticos, a militantes, a académicos, a partisanos o a ciudadanos sin partido, pero donde, a pesar de esta diversidad de orígenes y vocaciones, tenemos un común denominador: nuestra voluntad de construir un mejor país para todas y para todos los mexicanos.
Celebro en lo personal que la Escuela de Líderes Católicos de la Ciudad de México esté inspirado en esta filosofía, esté inspirado en el Papa Francisco, y bajo la dirección académica y programática de la doctrina social de la Iglesia, una de las corrientes de pensamiento más fuertes al día de hoy.
Esto significa que la nueva escuela será una productora de semillas sanas, frescas y fuertes para que en México siga floreciendo el pensamiento a favor de la dignidad, la libertad, los Derechos Humanos de las personas, para que la igualdad social, económica, política y cultural sea una realidad en el país, y también para que nuestras políticas públicas y propuestas se vean enriquecidas con las aportaciones, diagnósticos, sugerencias de quienes estamos desempeñando temporalmente funciones públicas en responsabilidades políticas.
En la misión humanitaria de transformar al país, nadie se debe quedar atrás, nadie se puede quedar atrás; todos y todas debemos caminar y empujar en la misma dirección.
Yo tengo muchos años militando en la izquierda, desde 1997, desde el siglo pasado, y muchos de los correligionarios compañeros de partido me preguntaban “¿cómo es que eres católico y eres de izquierda?”, porque se piensa que todos los que estamos en la izquierda no podemos profesar la fe católica, y están equivocados.
Y tenemos que debatir, pero es un debate superado desde hace ya décadas. Y se sorprenderían mucho de los católicos que están en la izquierda.
En una ocasión con el cardenal Aguiar le hacía un reclamo respetuoso, porque la Iglesia había abandonado el participar de manera plural en todas partes y porque se segregaba solo hacia una opción política o enviaba u orientaba la participación en distintos eventos políticos.
Creo que este es el momento clave de México para buscar eso que decía el cardenal Aguiar; la conciliación, no la confrontación.
Conozco personalmente a muchos de los que aquí están. Luis Felipe Bravo y yo fuimos compañeros legisladores hace, el siglo pasado, en el 88, ya hace mucho. Beltrán también, hace muchos años y siempre hubo respeto, siempre. Bernardo Bátiz, que en ese momento estaba en el PAN, luego se cambió a la izquierda y siguió estando como un hombre cercano a la Iglesia. Y qué bueno que se defiendan la fe y la creencia, es parte de la libertad y de la democracia.
Quiero agradecer la invitación y quiero disculparme porque, aunque no lo crean, tengo que regresar a la Cámara de Diputados. Últimamente he estado satanizado, a propósito, en mi trabajo político de desarrollo, y estamos en actividades ahora legislativas. Este día, la semana próxima, es muy pesado porque estamos revisando la Ley de Ingresos, Presupuesto de Egresos, y tengo en la antesala varios rectores de universidades que se quejan de haberles recortado el presupuesto, y tengo que ir a escucharlos, aunque no les resuelva, pero tengo que escucharlos.
Entonces, les agradezco su disculpa, voy a seguir viendo la conferencia y les pediré, si hay versión estenográfica, pues me la puedan permitir verla. Qué bueno que está nuestro amigo que fue candidato, es un buen amigo, y todos. Que más tarde llega Luis Donaldo. Qué bueno que hagan este tipo de encuentros porque ayuda bastante a la gente, de que no somos enemigos. Que finalmente, si buscamos el bien común, propósitos comunes, este país será mejor siempre. Buenas tardes a todos, y una disculpa.
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