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Como parte del ciclo de conferencias “Procedencia del arte antiguo mexicano”, realizado con motivo del 60 aniversario del Museo Nacional de Antropología (MNA), la historiadora de la Universidad de Yale y directora del Getty Research Institute (GRI), Mary Miller, dictó la ponencia Desde la Independencia hasta las Galerías de Artes Stendahl de Hollywood, en la cual relató el contexto histórico y social del comercio de arte prehispánico en Estados Unidos y México, durante los siglos XIX y XX.
La actividad académica, organizada por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tuvo lugar en el Auditorio Jaime Torres Bodet y se transmitió por INAH TV.
“La historia del México antiguo se cuenta, fundamentalmente, a través de sus objetos”, apuntó la investigadora al referirse a la época de la invasión española, “un periodo de altibajos, en el cual las antigüedades cuentan historias de pueblos, individuos y culturas”.
También, añadió, relatan los orígenes de la relación económica entre México y Estados Unidos, la cual no ha sido explorada en su totalidad por ninguna de las partes, en particular, en lo concerniente a la procedencia del arte antiguo, un tema estudiado por el historiador Enrique Florescano Mayet (1937-2023); el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, el titular del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, la investigadora Haydeé López Hernández y el equipo con base en Los Ángeles, “de cuyos trabajos me he apoyado”.
Existen miles de objetos del México prehispánico en museos y colecciones particulares en Estados Unidos, Canadá y Europa, aseveró Mary Miller al destacar algunos momentos clave sobre el origen de su adquisición, como la invasión española, la Segunda Intervención Francesa y otros conflictos armados que permitieron la importación de arte antiguo.
Entre los personajes que tuvieron un papel crucial en la adquisición de dichos bienes destaca el comerciante español Florentino Gimeno quien, durante la segunda mitad del siglo XIX, logró conformar una colección de más de 12,000 piezas arqueológicas, la cual, hasta la década de 1960, era la más grande del mundo, y cuyas figurillas de la isla de Jaina se vendieron al Museo Etnográfico de Berlín, Alemania, en 1869.
El escritor y comerciante estadounidense Benjamin Moore Norman también adquirió una serie de figurillas de Jaina, en Campeche, en la década de 1830, las cuales fueron donadas a la Academia de Nueva York, y adquiridas por el Museo de Brooklyn, en 1937.
La ponente refirió que la Segunda Intervención Francesa (1862-1867) fue otra época de negocios con extranjeros, y en este contexto Maximiliano de Habsburgo, emperador de México de 1864 a 1867, acumuló una importante colección de antigüedades prehispánicas, con la intención de crear un museo nacional, que nunca concretó.
Tras la expulsión de los franceses, señaló Mary Miller, el cirujano Julius Skelton, quien sirvió en la Guerra de Secesión (1861-1865), consiguió parte de la colección de Maximiliano, la cual se encuentra en resguardo del Museo Peabody, en la Universidad de Yale.
Agregó que durante la administración de Porfirio Díaz se exportaron diversas piezas al Museo de Historia Natural de Nueva York (MHNNY), con extensos materiales provenientes de la colección del antropólogo alemán Eduard Seler, la cual se dividió entre Berlín y la ciudad estadounidense. Años más tarde, el etnógrafo noruego Carl Lumholtz, quien viajó por México en la década de 1890, envió casi 50 cajas de objetos al recinto neoyorquino.
A principios del siglo XX, la mayor parte del arte prehispánico en Estados Unidos y Europa se adquiría en galerías de arte de Nueva York, Los Ángeles, Londres y París, por medio de los comerciantes Ernest y Joseph Brummer, Earl Stendhal y William Spratling, entre otros.
La historiadora refirió que el Museo Nacional del Indio Americano abrió sus puertas en 1922, en Washington DC, y para 1929 ya contaba con casi 200,000 obras indígenas de todo el continente americano, incluidas obras contemporáneas y material arqueológico del hemisferio occidental, y a partir de la importancia que el recinto dio a las piezas de pueblos originarios, los repositorios de Los Ángeles y Nueva York se interesaron en adquirir este tipo de bienes culturales a sus colecciones, durante la década de 1940.
Respecto a William Spratling, la historiadora expuso que en la correspondencia Enid Stendhal, esposa del comerciante Earl Stendhal, se revela la existencia del Monumento 9 de Chalcatzingo, documento que se convierte en el primer aviso conocido de esta adquisición ilegal y la atribución específica del coleccionista neoyorquino como el distribuidor de la escultura olmeca de México a Estados Unidos.
Las adquisiciones por parte de los museos podrían convertirse en temas centrales de estudio y de la enseñanza en las aulas, concluyó la historiadora.
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