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Con exposición, el MAX reivindica el legado de Leopoldo Batres a la arqueología mexicana moderna

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“Si bien son cuestionables algunos errores de don Leopoldo, no cabe duda que para el momento que vivió tuvo aciertos importantes en su desempeño como arqueólogo”, anota el investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Eduardo Matos Moctezuma, en un artículo sobre el trabajo de Leopoldo Batres Huerta en Teotihuacan, cuya figura es reivindicada en lo que va de este siglo.

 

Con la exposición Andanzas y reflexiones, Leopoldo Batres (1852-1926), la cual abre este 11 de abril y permanecerá hasta el 5 de junio de 2024, el Museo de Antropología de Xalapa (MAX) brinda un recuento de la fructífera trayectoria de uno de los pioneros de la arqueología mexicana moderna.

 

La muestra, integrada por la reproducción de fotografías y documentos que la familia Pruneda Batres ha conservado por casi 100 años, bosqueja acontecimientos relevantes para el desarrollo de esta disciplina en nuestro país, promovidos por dicho arqueólogo, así como la personalidad y el ambiente en que se desenvolvió.

 

La curadora de la exhibición y bisnieta del personaje, Elvira Pruneda Gallegos, comenta que la misma ha recorrido diversos recintos de la Secretaría de Cultura federal, pertenecientes a la red de museos del INAH, cuya itinerancia inició en 1999, cuando se presentó en el Museo Regional Cuauhnáhuac, hoy Museo Regional de los Pueblos de Morelos, bajo el título Los archivos de piedra.

 

Un año después, en 2000, recibió en custodia el acervo de su ilustre antepasado. A través de recortes periodísticos, que abarcan el periodo 1882-1926, fotografías, planos, dibujos, documentos oficiales y familiares e, incluso, artículos personales, Elvira Pruneda fue descubriendo a alguien lo suficientemente polifacético, como para agregar novedosas perspectivas a la muestra.

 

Es así como el montaje en el MAX pone énfasis en las andanzas de don Leopoldo por los sitios prehispánicos de Veracruz, a los que siempre estuvo ligado, pues con 20 años de edad fue celador y escribiente en la aduana de Sontecomapan.

 

Hacia 1904, recorrió las regiones de Orizaba y Maltrata, y cuatro años después las riberas del Papaloapan y el Sotavento. A sus 59 años, pasadas las fiestas del Centenario de la Independencia y un año antes de que fuera despedido como inspector y conservador de los Monumentos Arqueológicos de la República Mexicana, volvió a tierras veracruzanas.

 

En la Sala de Exposiciones Temporales del MAX, el público verá imágenes, dibujos y planos históricos de El Tajín, Nopiloa, Dicha Tuerta, Isla de Sacrificios, entre otros sitios, que despertaron la curiosidad del “arqueólogo del porfiriato”.

 

Estos descubrimientos, algunos de los cuales forman parte de la colección permanente del segundo museo de arqueología más importante del país, daban pie a análisis, ejemplo de ello es su borrador sobre La anatomía y fisiología de la expresión, en cuyas páginas describió las “figuritas en actitud de reír”, más tarde bautizadas como “caritas sonrientes”, señala quien fungiera como restauradora de material gráfico en el Centro INAH Morelos, por 31 años.

 

Elvira Pruneda explica que, como militar, Leopoldo Batres recorrió varias regiones de nuestro país, de 1876 a 1881 y, a la par, desarrolló su pasión por coleccionar vestigios de antiguas civilizaciones, por lo que en 1882 viajó a París para tomar cursos de antropología en el Museo del Trocadero.

 

De vuelta a México, y tras el exitoso traslado que hizo de la Piedra del Sol, otrora empotrada en una de las paredes de la Catedral Metropolitana, al Salón de Monolitos del Museo Nacional, Batres propuso al presidente Porfirio Díaz crear la figura de inspector y conservador de Monumentos Arqueológicos, cargo que no existía, y con el que fue nombrado oficialmente en 1988. Esta función la ejerció 26 años, desde octubre de 1885 hasta junio de 1911, al ser destituido a la caída del régimen.

 

En este sentido, Elvira Pruneda concluye que Leopoldo Batres “propuso muchas cosas por primera vez. Ni modo, los polvos y los lodos de la Revolución lo sepultaron; por eso, para mí ha sido extraordinario limpiar todo lo que representó su labor arqueológica”.

 

Andanzas y reflexiones, Leopoldo Batres (1852-1926) permanecerá hasta el 5 de junio de 2024, en el Museo de Antropología de Xalapa (av. Xalapa s/n Unidad Magisterial, Xalapa, Veracruz). Horario: martes a domingo, de 9:00 a 17:00 horas.

 

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