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Los senadores publicaron el domingo un esperado proyecto de ley por 118.000 millones de dólares que combina políticas de control migratorio fronterizo con ayuda militar a Ucrania, Israel y otros aliados de Estados Unidos, poniendo en marcha un intento con pocas probabilidades de prosperar en medio del fuerte escepticismo de los republicanos, incluido el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson.
La propuesta podría ser la mejor oportunidad para que el presidente Joe Biden reabastezca a Ucrania con ayuda para la guerra, un destacado objetivo de política exterior que comparten tanto el líder demócrata del Senado, el senador Chuck Schumer, como el principal republicano allí, el senador Mitch McConnell. Se prevé que la cámara alta lleve a cabo esta semana una votación crucial de prueba sobre la legislación, pero enfrenta un muro de oposición de los conservadores.
Mientras el Congreso está estancado en la aprobación de 60.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania, Estados Unidos ha suspendido los envíos de municiones y misiles a Kiev, dejando a los soldados ucranianos en desventaja en su lucha contra la invasión rusa.
Biden dijo en un comunicado que la propuesta del Senado “le permite a Estados Unidos continuar nuestro trabajo vital, junto con socios en todo el mundo, para defender la libertad de Ucrania y respaldar su capacidad de defenderse contra la agresión de Rusia”.
Y con respecto a la frontera, el mandatario señaló que el sistema de inmigración del país ha estado averiado durante demasiado tiempo, y es hora de reformarlo. “Hará que nuestro país sea más seguro, hará que nuestra frontera sea más segura, tratará a las personas en forma justa y humana al tiempo que preserva la inmigración legal, de forma congruente con nuestros valores como nación”, declaró.
El nuevo proyecto de ley también invertiría en la manufactura estadounidense de defensa, enviaría 14.000 millones de dólares en ayuda militar a Israel, canalizaría casi 5.000 millones de dólares a aliados en la región Asia-Pacífico, y proporcionaría asistencia humanitaria a civiles atrapados en los conflictos en Ucrania y Gaza.
En una llamada con reporteros tras publicar el proyecto de ley, Schumer dijo que nunca había trabajado tan de cerca con McConnell. Dijo que la legislación es un “paso monumental” para fortalecer la seguridad nacional en forma interna y en el extranjero.
Si no se le hace llegar la ayuda a Kiev, agregó Schumer, él cree que el presidente ruso Vladímir Putin “podría pasarle encima a Ucrania e incluso ingresar a Europa Oriental”.
Por su parte, McConnell dijo en un comunicado que el Senado debe estar “preparado para actuar”.
“La soberanía de Estados Unidos está siendo puesta a prueba aquí en casa, y nuestra crediblidad está siendo a puesta a prueba por adversarios envalentonados en todo el mundo”, declaró. “Los desafíos que enfrentamos no se resolverán por sí solos, ni nuestros adversarios aguardarán hasta que Estados Unidos haga acopio de la determinación para hacerles frente”.
En un intento por superar la oposición de los republicanos de la Cámara de Representantes, McConnell había insistido el año pasado en que en el paquete de financiación de la seguridad nacional se incluyeran cambios en la política fronteriza. El proyecto de ley reformaría el sistema de asilo en la frontera con una aplicación más rápida y estricta, y otorgaría a los presidentes nuevos poderes para expulsar inmediatamente a los inmigrantes si las autoridades se ven abrumadas por el elevado número de personas que solicitan asilo.
Sin embargo, en un cambio en materia de inmigración en un año electoral, Biden y muchos demócratas han aceptado la idea de que la vigilancia fronteriza sea más estricta, mientras que el expresidente Donald Trump y sus aliados han criticado las medidas propuestas por considerarlas insuficientes.
Los republicanos también se han mostrado renuentes a darle a Biden un triunfo político en un asunto que consideran uno de los puntos más vulnerables del mandatario. Han alegado que los presidentes ya cuentan con la autoridad suficiente para frenar los cruces fronterizos ilegales, una posición que aseguraría que la inmigración siga siendo un tema muy relevante en las elecciones presidenciales. Pero al mismo tiempo, los republicanos de la Cámara de Representantes han impulsado su propia versión —más estricta— de un proyecto de ley sobre seguridad fronteriza.
El republicano Johnson dijo el domingo en una entrevista en el programa “Meet the Press” de la NBC que había intentado involucrar directamente a los representantes republicanos en la negociación del Senado, pero fue rechazado. Añadió que no estaba al tanto de los detalles del proyecto de ley, pero que la solución a los problemas de la frontera debería ser una propuesta de la Cámara de Representantes que incluya medidas migratorias de línea dura.
“Lo que estamos diciendo es que hay que detener el flujo”, dijo Johnson. También dejó claro que sería él —y no Trump— el que decidiría si llevar el proyecto de ley al pleno en caso de que sea aprobado en el Senado.
Pero en un indicio más de que Johnson se resiste al paquete de la cámara alta, el sábado dijo que la Cámara de Representantes votará sobre un paquete por separado de ayuda militar para Israel por 17.600 millones de dólares, una medida que permite a los republicanos de la cámara baja mostrar su apoyo al gobierno israelí al margen del acuerdo del Senado.
Aún no está claro si el proyecto de ley será aprobado en el Senado. Los republicanos de la cámara alta se han mostrado divididos en torno a él, y varios de ellos alegan que no es lo suficientemente estricto. Algunos dijeron que votarán en contra.
“No respaldaré este acuerdo”, dijo la senadora Marsha Blackburn después de que el proyecto de ley fue publicado. Dijo que el Senado debería adoptar el proyecto de la Cámara de Representantes.
De todas formas, la senadora independiente Krysten Sinema, que negoció la propuesta, le dijo al programa “Face the Nation” de la CBS que la medida sería “realista, pragmática y la solución más sólida a nuestra crisis fronteriza en toda mi vida”.
El proyecto de ley, que se llevó meses negociar, está enfocado en obtener control de un sistema de asilo que se ha visto abrumado por cifras históricamente altas de migrantes que llegan a la frontera. Propone una reforma al sistema con medidas más rápidas y estrictas.
Si la cifra de cruces fronterizos ilegales pasa por encima de los 5.000 diarios en un promedio de cinco días, automáticamente entraría en acción una autoridad de expulsión, de forma que los migrantes sean devueltos a México sin la oportunidad de solicitar asilo. Si la cifra llega a 4.000, la presidencia del país tendría la opción de utilizar la autoridad de expulsión.
Biden, refiriéndose a esa autoridad, dijo que la usaría para “cerrar la frontera” en cuanto el proyecto de ley sea promulgado.
AP