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Un tribunal del sur de Grecia aplazó el lunes la audiencia contra nueve egipcios acusados de traficar con inmigrantes en un caso relacionado con el naufragio de una embarcación la semana pasada, en el que murieron al menos 80 personas y cientos más desaparecieron.
Se calcula que entre 700 y 750 personas viajaban en el destartalado barco pesquero.
Un total de 104 personas fueron rescatadas cuando el barco volcó y se hundió en aguas internacionales frente a la costa de Grecia el pasado miércoles, y se recuperaron 78 cadáveres. Continúa la operación de búsqueda y rescate, pero las posibilidades de encontrar más supervivientes son escasas.
El lunes se encontraron otros dos cadáveres en la zona de búsqueda, informó la guardia costera griega. Añadió que estaban siendo trasladados al puerto meridional de Kalamata para proceder a su identificación.
El tribunal de Kalamata aplazó la audiencia de los egipcios hasta el martes para darles tiempo a ellos y a sus abogados a revisar los testimonios de nueve supervivientes sirios y paquistaníes, ofrecidos durante el fin de semana.
Los egipcios, que al parecer fueron identificados como miembros de una red de tráfico de humanos por algunos de los supervivientes, se enfrentan a cargos de participación en una organización delictiva, causar un naufragio y poner vidas en peligro.
Los familiares de los pasajeros del barco se congregaron ante el tribunal, gritando los nombres de sus seres queridos, informaron los medios de comunicación griegos.
Otros familiares llegaron a un centro de retención de inmigrantes en Malakasa, al norte de la capital, Atenas, tratando de localizar a familiares que se sabe iban en el barco. Unas 20 personas pudieron entrar en una zona restringida junto a las instalaciones: hablaron con los familiares a través de la valla, pasándoles documentos, aperitivos y refrescos.
Zohaib Shamraiz, un paquistaní que vive en Barcelona, no sabía si su tío de 40 años, Nadeem Muhamm, estaba vivo cinco días después del peligroso viaje.
“Hablé con él cinco minutos antes de que subiera al barco. Le dije que no se fuera. Tenía miedo. Me dijo que no tenía elección”, declaró Shamraiz a The Associated Press.
En su última conversación, Muhamm describió cómo unos contrabandistas que llevaban espadas le hacían subir al barco con otras personas, explicó Shamraiz. “Me dijo que había demasiada gente, pero que si (los pasajeros) no subían al barco, los matarían”.
Shamraiz viajó el lunes a Grecia para intentar localizar a su tío y proporcionar una muestra de ADN para cotejar las recuperadas de los cadáveres.
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