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El Templo de San Fernando Rey, ubicado en la colonia Guerrero, en la Ciudad de México, es un monumento del barroco novohispano fundado por la orden franciscana, entre 1735 y 1751, el cual sufrió daños por el sismo del 19 de septiembre de 2017; en su interior, se alojan importantes bienes muebles, afectados por el paso del tiempo, que son atendidos por especialistas.
Derivado de ello, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), comenzó la primera etapa de intervención de cuatro de cinco pinturas que conforman un óleo de gran formato que adornaba el muro oriente de los lunetos del coro, titulada Visión de escala blanca y colorada y Pensil Seráfico, de 15.13 metros de alto por 20.15 de ancho.
Especialistas del Laboratorio-Taller de Pintura de Caballete de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) hallaron las cinco partes de la obra pictórica durante supervisiones a los monumentos afectados por el sismo, las cuales estaban desmontadas de su lugar de origen.
A su vez, las piezas pertenecen a una serie de siete pinturas más, las cuales, de 2008 a 2012, fueron sometidas a un estudio y labores de conservación por parte del patronato Adopte una Obra de Arte AC, el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO).
La restauradora responsable de los trabajos, Martha Amparo Fernández Ortiz, señala que, a partir de esas investigaciones previas, se logró datar las pinturas hacia el siglo XVIII e identificar que las escenas narran la vida de san Francisco de Asís; el análisis continúa para identificar al autor.
La restauradora detalla que la CNCPC gestionó ante la Embajada de Suiza financiamiento para intervenirlas, y generó un proyecto integral que implicó el embalaje y traslado, como parte de una primera etapa, de cuatro de las cinco partes de la obra de gran formato, quedando pendiente la que muestra las imágenes de la Virgen María y Cristo que, debido a su dimensión, se atenderá in situ, en la segunda etapa.
Los cuatro segmentos a intervenir corresponden a los que presentan las siguientes escenas: frailes en ascenso al cielo por medio de una escalera; otros frailes sentados en dos mesas con flores, separadas por una figura alada con hábito franciscano; Cristo sentado en un trono rodeado de nubes, ángeles y querubines, y detrás de san Francisco está la Virgen; y tres personajes aún sin identificar.
La intervención inició con la limpieza físico-química de la capa pictórica de los cuatro segmentos, para retirar excreta de paloma y exceso de polvo. Además, se hizo el registro fotográfico, estudios de fluorescencias y rayos X.
Todas las pinturas presentan desprendimiento en las bandas, resanes y parches colocados en una intervención anterior.
El fragmento más deteriorado es el relativo a los personajes aún no identificados, el cual presentaba ataque de insectos xilófagos en el bastidor, perforaciones, roturas, escurrimientos, manchas de humedad, orín de murciélago y excreta de paloma, en el anverso y reverso. Una vez consolidada la capa pictórica y la corrección de las deformaciones del soporte, se procederá a los procesos de conservación y restauración.
La intervención incluirá la conclusión de la investigación histórica, a cargo del restaurador José Roberto Ramírez Vega, así como el análisis de la condición de las telas, a través de análisis en el Laboratorio de Conservación, Diagnóstico y Caracterización Espectroscópica de Materiales (Codice).
A su vez, el Área de Atención a Comunidades de la CNCPC efectuará visitas en los alrededores del templo, para conocer qué piensan los vecinos sobre su patrimonio cultural e incentivar su aprecio y cuidado.
El equipo de especialistas de la CNCPC está integrado por María Cristina Noguera, corresponsable del proyecto junto con Martha Amparo; las restauradoras María Eugenia Marín, Flor Irene Hernández, Nazaina Gómez y Gabriela Peláez; los técnicos restauradores Enrique Hernández, Noé Mejía, Tonatiuh Mejía y Jorge Rodríguez; la voluntaria de la ECRO, Karla Hernández; los expertos del Laboratorio-Codice, Armando Arciniega, Daniel Meléndez y Perla Téllez; el fotógrafo Julio Bronimann; el biólogo Pablo Torres, y el especialista del Laboratorio de rayos X, Guillermo Rodríguez.