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Aunque los habitantes que son principalmente se dedican a la venta de artesanías, durante varios meses han solicitado a las autoridades el abrir nuevamente la zona, pues desde el inicio de la pandemia ha permanecido sin derecho al público, situación que ha hecho que diversos de los locales de esta zona que se encuentran a las afueras han tenido que cerrar.
Hace un año diversos centros ceremoniales de la República Mexicana reabrieron sus puertas a los visitantes y turistas, pero el Tajín, no. Dicha problemática ha afectado severamente a los vendedores quienes durante estos meses se ha incrementado el cierre de sus locales.
Los vendedores, expresan que anteriormente los turistas llegaban al lugar, al encontrarse cerrado como opción compraban cosas de sus espacios o comían en las fondas, pero este verano muchas empresas turísticas que saben que la zona está cerrada optan por no venir y es muy poca la gente que por desconocimiento arriba al lugar y las ventas disminuyen en cantidades que no les alcanza para poder llevar sustento a sus familias.
