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Poza Rica de Hidalgo

En Cumbre Tajín, músicos latinoamericanos y académicos dialogan sobre la salvaguardia de la música tradicional

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COMUNICADO

—La música se resiste por varias razones: puede ser por la muerte de un músico, cuando me resisto a tocar con otro integrante; si mi música vieja ya no es apreciada por la mayoría, yo resisto; si por alguna razón se va un grupo musical de muchachos de mi comunidad y regresa hablando raro, yo resisto. La resistencia es una actitud de no ceder, de no entregar lo único que nos queda, o parte de los saberes. Eso es la música en resistencia, una música que no cede —reflexiona Román Güemes, etnomusicólogo de la Universidad Veracruzana, con respecto a por qué resiste la música tradicional, durante el cuarto día del Conversatorio de Músicos y Danzantes del Totonacapan.

En el marco del Festival Cumbre Tajín, durante el conversatorio titulado Música en resistencia, también participaron músicos tradicionales de Latinoamérica en el diálogo en torno a la importancia de sostener las diversas expresiones de música tradicional.

De Paraguay, Sara Raquel Benítez, quien acompañó al Abuelo Eliodoro Villasanti, músico tradicional paraguayo del Consejo de Ancianos Mbya Guaraní, expresó:

—Para nuestro pueblo, la música y el canto no tendrían sentido si no fueran para comunicarnos con los espíritus y las deidades. A lo mejor esto sale un poco del libreto de lo que es un conversatorio, pero para nosotros la música no se habla con palabras, la música se habla con música. Y ellos no son músicos, son guardianes de la música sagrada.

—Para nosotros la música es medicina —continuó Sara Benítez—, nosotros curamos con la música. La música recuerda en la memoria para qué está el cuerpo. La música es memoria y es defensa de territorio, es resistencia. Si nosotros ya no hiciéramos esta música, se nos acabarían los bambúes. Si el Abuelo ya no hiciera la música con su guitarra se acabarían los árboles, con los cuales se elaboran los instrumentos. Además, con la música defendemos nuestros territorios.

Para Bulmaro Pérez López, músico tradicional de Zozocolco de Hidalgo, Veracruz, la clave de la salvaguardia de la música tradicional está en la enseñanza:

—Hay que hacer a un lado la resistencia. Nos va a ayudar mucho si compartimos nuestra música, si la enseñamos. Hay que enseñarles a todos. Porque a lo mejor de los diez que vas a buscar, sólo uno va a aprender. Yo creo que la mejor herramienta que podemos dar es enseñar los primeros pasos, las ideas. Lo importante es enseñar todo el tiempo. Esa es la clave para que la música que nosotros sabemos no se resista. Nuestra música tiene que perdurar, porque la música es nuestra. ¡Enseñemos esta música tradicional!

Alejandro Ramírez Raymundo, líder comunitario Tlahuica —después de tocar el teponaxtle—, comentó que las raíces de la música no están perdidas. Aunque han cortado las ramas y el tronco, no han cortado sus raíces, pues los miembros de las comunidades en donde surge esa música siguen vivos.

Por último, Ernesto Márquez García, periodista de La Jornada, concluyó el conversatorio con la siguiente reflexión:

—La música ha estado ahí, no en resistencia, sino en un estado latente. Somos una enorme potencia musical que no está en resistencia, nuestras expresiones musicales son expresiones vivas. El que no sea difundida por la radio o la televisión no quiere decir que estén muertas, quiere decir que son ignoradas, pero por esos medios. La gente sigue consumiendo su música.

Asiste y vive el Festival Cumbre Tajín, que celebra 20 años volando alto, del 20 al 24 de marzo, en el cual podrás seguir disfrutando de miles de actividades, tales como talleres, juegos, sanaciones, ceremonias rituales, danzas tradicionales, presentaciones editoriales, recorridos, conciertos y conferencias.

Visita sus cuatro sedes: el Parque Takilhsukut, la zona arqueológica de El Tajín y las ciudades de Papantla y Poza Rica.

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