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El Fiscal General del Estado Luis Ángel Bravo Contreras dejó en claro que la muerte del sacerdote Alejo Nabor Jiménez Juárez y del sacristán José Alfredo Suárez de la Cruz, no tuvo que ver con la delincuencia organizada.
Entrevistado en Córdoba, señaló que las víctimas y victimarios se conocían y estaban en una reunión donde convivían y al calor de las copas, se tornaron violentos y se dio la sustracción de las personas y del robo de 5 mil pesos de las limosnas y de dos camionetas.
“No fueron objetivo de la delincuencia organizada, víctimas y victimarios se conocían, estaban bebiendo licor y después de convivir se descompuso y se volvió violenta, se dio la sustracción de dinero que era la limosna que tenía el cura, se robaron una camioneta Pick Up RAM que era propiedad del cura y un auto Lancer que ya se ubicó que es propiedad del Ayuntamiento que se la facilitaban al cura”.
Reveló que el sacerdote recibió nueve impactos de bala de arma corta y el sacristán un balazo igual de arma corta.
Señaló que: “estamos con los objetivos, con nombres y cara y vamos acudir a los jueces para que se tenga que proceder”.
Por ello, dijo que se descarta totalmente el móvil de que haya muerto el sacerdote y el sacristán a manos de la delincuencia organizada.
Informó que en próximas horas dará a conocer un nuevo indicio que lleve a los culpables de este crimen.
En el caso de Orizaba, dijo que se está trabajando con las entrevistas de las víctimas que se requieren para que den los testimonios necesarios para dar con el paradero de los agresores de los seis jóvenes que salían del bar Shine de Orizaba.
“Llevamos las 4 entrevistas, dos personas no son factibles de entrevistar debido a que uno presenta muerte cerebral y otro joven no ha sido posible de entrevistar por lo delicado de salud en la que está”.
Mencionó que se sigue la investigación de campo en busca de otros testigos y no se descansará hasta que se haya esclarecido el atentado sufrido en agravio de seis jóvenes, cuatro varones y dos mujeres.
