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Niños Voladores de Papantla, el futuro de la conservación cultural

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Niños Voladores de Papantla, el futuro de la conservación cultural
Niños Voladores de Papantla, el futuro de la conservación cultural

Con cinco escuelas de niños voladores, el Centro de las Artes Indígenas (CIA) promueve y trabaja la conservación de una tradición en la cultura Totonaca. En el Tununaku, Libres de la Costa, Kgosni, La Unión y Coahuitlán, los pequeños aprenden el desarrollo integral del ritual de Los hombres pájaro.

Como parte del Plan de Salvaguarda de la Ceremonia Ritual de Voladores, niños de ocho a 14 años participan en Cumbre Tajín La Revelación de lo posible,presentando la ceremonia a miles de turistas que diariamente desde el pasado 20 de marzo asisten al Parque Temático Takilhsukut.

Al interior del CAI, a los jóvenes se les transmite el aprecio al patrimonio cultural Totonaca por medio de la preparación física e intelectual y ,a su vez, se rescatan las normas espirituales para la realización del vuelo. De esta forma, la tradición seguirá transmitiéndose de generación en generación.

Los ejes principales son la valoración de la tradición, la conservación del patrimonio natural e inmaterial, la divulgación de los valores de la Ceremonia, formación y transmisión de la tradición y la profundización en la historia y el conocimiento ancestral.

El Coordinador de la Escuela de Niños Voladores del CAI, Cruz Ramírez Vega, señaló que es importante que los nuevos practicantes sean voladores completos; es decir, que no sólo tengan destreza para danzar, sino que la realización de la Ceremonia cuente con una sólida base espiritual.

“Los abuelos, padres y tutores los guían transmitiéndoles la lengua originaria, así como leyendas, rezos, la forma de confeccionar los trajes y la manera de ejecutar la música y la danza”.

Explicó que la primera vez que un niño lleva a cabo el vuelo, experimenta emociones muy fuertes. El alumno sube al palo volador con la ayuda de un instructor, en la cúspide dos maestros lo ayudan a colocarse en posición correcta y lo amarran.

“Siempre es conveniente que el primer vuelo sea con tres compañeros que ya tengan experiencia, se les indica que se echen para atrás y no se agarren de ninguna parte del equipo para que no se atoren o lastimen. Una vez en el suelo, son ovacionados por los presentes y sus maestros”.

Por otra parte, el alumno Esau Santes Santes de 14 años de edad, quien inició esta práctica desde los 10 años invitado por su padre, con el fin de que no se pierda dicha práctica, señaló: “al inicio estaba indeciso, tenía miedo, pero al final con todo lo que nos enseñan en la escuela me dieron valor y amor por el ritual”.

“Pensé que la gente se iba burlar de mí, pero ahora sé que es un Patrimonio Cultural de la Humanidad, heredado por los ancestros, entonces ahora la gente ve que los niños continuamos realizándolo y eso me da mucho orgullo”.

Compartió que la primera vez que realizó el ritual tuvo pánico, sin embargo al volar sintió mucha tranquilidad. Además aseguró que lo hace sentir valiente el hecho de que pocos son los niños que cumplen con los valores de los voladores de Papantla. “Asisto cada ocho días a la escuela, poco a poco voy practicando, voy mejorando y ahora soy niño volador”.

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