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Tradición, sangre, alcohol. El Carnaval de Zacate colorado

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Tradición, sangre, alcohol. El Carnaval de Zacate colorado
Tradición, sangre, alcohol. El Carnaval de Zacate colorado

Habitantes de  la comunidad de Zacate Colorado, en Tihuatlán Veracruz esta semana realizaron su tradicional carnaval, que lleva aproximadamente 50 años, realizándose año con año,  pasando de generación en generación.

El carnaval comienza, con la candidatura de jóvenes para poder ser reinas y reyes de su localidad, así como, los tradicionales wewes salen a brincar, a las comunidades cercanas para recaudar dinero para, que gane su candidata.

La participación de los wewes consiste en que cuatro capitanes quedan cada  año  organizan  el baile  así como a los que bailan dándoles  de comer todos los días que brincan, transportándolos a las comunidades cercanas  los ocho días que recorren las comunidades cercanas.

Así mismo “los capitanes tenemos compran las máscaras  y los trajes algunos portaban, mientras que algunos otros los compran con su propio presupuesto” dice uno de ellos.

La descabezada consiste, arrancar las siete cabezas de pollos colgados, con sus propias manos para después enterrarlos alrededor de la pista de baile, ya que es  una tradición para que les vaya bien el tradicional baile de cierre de carnaval.

Llevando acabo el carnaval, año con año a finales o principios del mes de febrero, para mantener viva la tradición heredándola de generación en generación.

El día sábado 1 de marzo habitantes de la localidad del ejido de Zacate Colorado, salieron a las calles  para realizar un pequeño desfile, acompañando a sus reinas y los tradicionales wewes.

Niños, jóvenes y señores, se disfrazaron de mujeres, siendo la envidia de algunas debido a que tenían mejor pierna que ellas. Con pequeños globos que simulaban ser sus pechos con el amarre hacia enfrente que simulaban sus pezones erectos. Minifaldas, pequeñas playeras que les quedaban como chorizo mal embutido de colores fosforescentes que podían distinguirse entre la multitud, algunos les quitaron las pantis a sus hermanas o novias, para poder vestirse  de esa manera.

Otros se robaron el vestido de quince años de su vecina que tenían colgado en el tendedero, payasos coloridos nada parecidos a eso (el payaso diabólico),  un gran mono encadenado que sacaron a pasear y al parecer no estaba nada contento, hasta un traje hecho del periódico en donde resaltaban algunos cabezales.

Sin embargo algunos otros decidieron que una botella de tequila fuera parte de su disfraz.

Algunos otros rebuscaron la máscara de diablo más tenebrosa y diabólica,  que podría matar de un susto a cualquiera que le saliera en la madrugada. Predominando el color rojo, tanto que el ambiente se sentía pesado, con una carga de maldad que en años anteriores no se había sentido.

Comenzando el evento  en la calle llamada La Palma, a la entrada del rio, donde aproximadamente más de 100  wewes bailaron en la calle para comenzar su partida hacia, el lugar donde sería la descabezada.

Mientras los vecinos del lugar, así como personas foráneas esperaban con ansias que comenzaran tardaron más de una hora, bailando y esperando a que les dieran la señal de partida para comenzar el recorrido.

Por otro lado las  “reinas”, de aproximadamente de prepa, nada agraciadas se encontraban desesperadas, al parecer se encontraban molestas como si anduvieran en sus días, ni nada las hacia sonreír, ni mucho menos nadie las vio reír. La gente murmuraba que eran tan extrañas como el disfraz como la combinación de la vestimenta de los wewes.

La gente comenzó a pedirles  dulces los cuales aventarían durante el recorrido, su gesto  de estrés y aburrimiento, se expresaron entre gritos y manoteos, nadie sabía porque no eran unas reinas normales.

El recorrido comenzó, los diablos pararon el tráfico de la carretera federal México- Tuxpan, para que de esta manera el contingente pudiera cruzar hacia el otro lado para comenzar la tradicional descabezada.

Los chicotes tronaban todos se querían lucir en este día, hasta cinco o más veces los tronaban para de esta manera imponerse ante los demás.

El ambiente parecía ser normal al de años pasados, pero había algo que no era normal, el ambiente estaba algo apagado.

Por otro lado, algunas personas ya los estaban esperando en el auditorio ejidatal, donde una hilera de siete pollos se encontraban colgados en la parte de en medio rodeado de niños, jóvenes y señoras ansiosos de  ver las cabezas volar sobre de ellos.

Los wewes llegaron, mientras que las reinas llegaron con una sonrisa fantasma en el rostro que al parecer  fueron tan ignoradas que la gente ni  noto su presencia.

Sin sonido el baile de los wewes comenzó, brincando alrededor de la pista mientras que en medio, los diablos tronaban sus chicotes, para lucirse ante los demás, la gente que los rodeaba con el celular en la mano esperaba a que el ambiente se prendiera, con ganas de saltar a la pista y bailar con ellos como años anteriores. Mientras los niños pedían permiso para poder ver el ritual, así como pedían que los cargaran para que alcanzaran a ver.

Sin embargo,   lo   arruino todo el alcohol, hizo que un par de jóvenes que se encontraban ebrios, comenzaron los golpes lo cual hizo que  muchas familias que llevaban a sus hijos para que disfrutaran el ritual, salieran corriendo, ya que con los golpes la gente se dispersó, para que no salieran lesionados.

En cinco minutos duro el caos, tratándolos de calmar por medio del micrófono, una mujer que decía ser de turista proveniente de Acapulco les dijo que solo asistió  a este lugar para ver dicha tradición, siendo abucheada por los presentes, los cuales se comenzaron a reír y burlarse de ella.

El ambiente continuaba más pesado, para lo cual los pollos  que se encontraban colgados estaban muy inquietos. El festejo se reinició, siendo tan diferentes a los años anteriores los wewes se cargaron entre ellos para poder arrancar con las manos sus cabezas. ( en años anteriores brincaban uno por uno, para que de manera individual pudieran arrancar la cabeza de los pollos).

Posterior a eso la fiesta se acabó todos se esfumaron, dejando a los espectadores con un mal sabor de boca.

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