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No. No hubo porras. El tradicional coro petrolero estuvo ausente “Uno, dos tres…” “Sergio, Sergio, Sergio…” No, en cambio hubo rechifla. Sergio Lorenzo Quiroz Cruz, dirigente de la Sección 30 del STPRM y presidente municipal de Poza Rica, conoció el verdadero significado de los verbos disentir e interpelar. Estaba frente a una multitud pozarricense, pero no petrolera, movilizada pero no acarreada; gritona, pero no para echar porras. Ahí frente a los que representa, a Sergio se le quebró la voz.
Dos horas antes, unos 500 ciudadanos salieron del reloj de la Paz en la confluencia de Ruiz Cortines, 20 de noviembre y Puebla, fueron convocados a través de las redes sociales para exigir un alto a la inseguridad. Ni un niño más la titularon los anónimos organizadores pero hubo un sinfín de reclamos a la policía principalmente, al ministerio público a todos los que deben procurar la justicia en la ciudad.
Llevaban globos blancos, playeras del mismo color, mantas. El nuevo delegado de tránsito José Alonso Arteaga, se acercó a ellos para decirles que estaba a su disposición y que los iba a acompañar a lo largo del todo el recorrido. Cumplió. También había una patrulla de la Policía estatal y otra de la intermunicipal.
A lo largo del recorrido una a una fueron sumándose más personas a la marcha, otras más, desde los negocios, los talleres y las oficinas salieron a ver que estaba ocurriendo en el bulevar, otros tomaron fotografías, otro, un automovilista, en el carril contrario, el de sur a norte tocó el claxon en señal de apoyo a la multitud.
Ruiz Cortines, la vieja vía, el escenario de las Fiestas del Petróleo y de los papaquis, ahora era el territorio del reclamo, del grito en contra de las autoridades, del “Sí se puede”.
Al llegar a Manlio Fabio Altamirano la multitud se detuvo y decidieron si daban vuelta en el siguiente retorno o se esperaban a hacerlo hasta el de 16 de septiembre y 14 norte, optaron por la segunda y entonces caminaron rumbo al palacio municipal.
Al estar frente al ayuntamiento pidieron a gritos la presencia de Sergio Lorenzo Quiroz Cruz, el presidente municipal. Unos lo abuchearon pero otros le aplaudieron. El munícipe pidió que de inmediato le conectaran un micrófono para hablar a la multitud. No tuvo paz. En todo momento fue interpelado. A cada palabra suya surgió una réplica espontánea, brava, dura, sin el matiz del delegado de departamento, sin la intención de obtener un contrato, sin que nadie le echara una porra.
El alcalde dijo que entendía la indignación y que de inmediato se iba a poner a trabajar “Pero que sea cierto” “si ustedes no pueden nosotros sí” ¿Cuándo vamos a ver resultados?” Hoy empezó el compromiso, alcanzó a decir el alcalde “pero que se vea que trabajan no nada más hablar” le replicaron, Sergio quiso entusiasmar a la gente “que ni un niño más tenga una situación igual aquí en Poza Rica. Ya basta estamos con ustedes” pero en lugar del acostumbrado aplauso, hubo más reclamos.
Después un hombre quiso tomar la palabra pero se llevaron el micrófono y entonces Sergio le dijo al secretario del Ayuntamiento, Miguel Ángel Chagoya, que estuvo todo el tiempo a lado suyo, “ya hasta aquí” y se retiró.
Los manifestantes entonces comentaron a cantar el Himno Nacional Mexicano. Soltaron los globos blancos que llevaban los de helio, porque los inflados con aire de los pulmones esos comenzaron a ser reventados. Al final los ciudadanos no quedaron de acuerdo en nada, pero todos acordaron estar pendientes de las redes sociales para volver a movilizarse, poco a poco se fueron retirando, dejando al alcalde con dos nuevas palabras en su vocabulario: disentir e interpelar.