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Ni la venta de velitas que cayó al 50% en relación con el año pasado, ni tampoco el clima de 13 grados centígrados, ni mucho menos la indiferencia de las autoridades municipales, impide que se apague la vela de la tradición del niño perdido.
Dieron las seis de la tarde y de inmediato los chicos de grupo 1 de Boy Scouts comenzaron a colocar velas en el Parque Juárez, alrededor del pino que el ayuntamiento colocó en ese lugar y que la gente ha dicho ya que es el árbol de navidad de la familia P luche por que acomodaron regalos de afelpada apariencia.
De las autoridades municipales ni sus luces, no había nadie. Algunos niños llevaron sus velas y las colocaron abajito de la estatua de Benito Juárez. Unos muchachos practicando el capoeira y era todo. La gente se concentraba en los puestos instalados en el parque.
En el sindicato de la sección 30 decenas de muchachos de fuerza joven se tomaban la foto de grupo para recordar esta noche, algunos niños prendían las velas y muchos trabajadores miraban cómo deambulaban chamacos con velas prendidas cerca del “Pinito de Casa Nachita” bautizado asì por el pueblo por haber sido confeccionado con coladeras.
Horas antes la comerciante ambulante Victoria Villa Nueva, dijo que las ventas de velitas habían caído al 50% por lo que se estaban vendiendo al precio del año pasado: la bolsita de 12 piezas por 10 pesos.
Los comerciantes atribuían las bajas ventas a la falta de empleo en la ciudad y a que el 2013 ha sido un año para el olvido ya que el poder adquisitivo de los habitantes de Poza Rica y su zona metropolitana ha casi desaparecido.
Por ello hubo menos velas en las calles, pero eso no desanimó a las decenas de familias de colonias céntricas como La Laredo, La Flores Magón, Rastro Viejo y Tajìn donde fueron muy pocas las aceras que se iluminaron este siete de diciembre.
Pero a pesar del clima que se registró, 13 grados centígrados, ya un valor bajo para nosotros, nativos tropicales; la poca gente de esos sectores que salió lo hizo con entusiasmo, principalmente los niños, unos de brazos, otros en carreolas y unos más – la mayoría- en la antesala del acné, encendieron sus velas para mantener su tradición.
La costumbre de colocar velas en las calles proviene de la Huasteca Veracruzana, de Tuxpan es que la heredamos los pozarricenses y que denominamos día del niño perdido, tiene su origen , según los cristianos, la intención de iluminar el camino de Jesús después de haberse perdido tras la visita que él, María y José realizaron al templo de Jerusalén.
Pero los descreídos dicen que no, que se trata de una leyenda huasteca, como dice el maestro Arturo Mendoza quien refiere que los dioses para evitar peleas entre los huastecos los dioses acordaron imponer un castigo a los rijosos y recorriendo el sol hacia el Oriente dejaron la región sumida entre sombras.
Los jefes y caciques se reunieron para buscar remedio a su castigo y acudieron a implorar a los dioses y recibieron respuesta en voz de Tajín (dios del trueno), quien les impuso la tarea de construir un escudo con oro, plata y piedras preciosas y tan pulido que fuera capaz de reflejar el sol hacia la zona que se encontraba a oscuras.
Para tal efecto desposarían antes a la más agraciada de las doncellas de todas las etnias con el más noble y valeroso guerrero, tan valiente y osado que fuera capaz de remontar al espacio y colocarse frente al sol para iluminar con su reflejo la Tierra castigada por los dioses.
Aquel audaz guerrero sólo disfrutaría los amores y trato de su esposa durante tres meses, tiempo en que duraría la elaboración del escudo en ciernes; es el caso que cuando ya había partido el esposo al infinito su mujer se dio cuenta del embarazo y a sabiendas que el guerrero ya no volvería a pisar la Tierra salió en su búsqueda para enterarlo de su concepción, travesía que al ser demasiado accidentada y penosa para ella le provocó la muerte y falleció dando a luz en el firmamento.
Avisados por los dioses del suceso en toda la región de la Baja Huasteca la gente encendió miles de hogueras para guiar el regreso del recién nacido, instituyéndose así la tradición del Día del Niño Perdido.
El caso es que a pesar de todo lo que la tradición tuvo en contra este sábado, los niños e inclusive muchos adultos- recordando su niñez- colocaron las velas para mantener encendida esta bella tradición.